La necesidad de la amistad

Diccionario para definir amistad: Afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato.

Justo a eso me refería, a fortalecer los vínculos con el trato, con dedicar tiempo. Desafortunadamente, en nuestra sociedad actual el tiempo es limitado. El tiempo es nuestro bien más caro y por eso, muchas veces tenemos que priorizar unos vínculos u otros.

Y es que, al igual que las redes sociales tienen un límite del número de amigos que puedes aceptar (Facebook es 5000, por ejemplo), nuestro cerebro presenta un límite cognitivo para el número de relaciones sociales estables que podemos tener (¡te desvelo este número al final!).

la amistad y las conexiones sociales son esenciales para tener una vida más plena y que repercuten directamente en la salud y en el bienestar de nuestro cerebro. Un estudio del año 2008 observó que las mujeres con grupos sociales más pequeños tenían un riesgo mayor para desarrollar demencia (deterioros cognitivos y de memoria) y otro estudio concluyó que se duplicaba la incidencia de padecer Alzheimer cuando lo comparaban con personas con grupos sociales grandes.

De hecho, se hicieron las comparativas con otros factores de riesgo para la salud y se vio que la soledad o la falta de conexión social equivale a:

  • Fumar 15 cigarrillos al día
  • Alcoholismo crónico
  • Es más dañina que no hacer ejercicio
  • Es dos veces más nociva que la obesidad

A veces ocurren cosas que no podemos explicar ni controlar. Hay gente que te cae bien con la primera mirada y otra que le haces la cruz para el resto de los días. ¿Responsables? ¡Tus ondas cerebrales!

La razón es porque los humanos somos homofílicos, es decir, tenemos una tendencia a que nos gusten las personas que son semejantes y con las que compartimos gustos y otros atributos. Y esto, por supuesto, se refleja en nuestros cerebros: tu cerebro y el de tu personita social favorita responden de manera muy parecida.

En este experimento compararon las respuestas de los cerebros de personas que eran amigas (repito, amigas de fuera de redes sociales) con las respuestas de amigos de amigos y de conocidos. Encontraron que los cerebros de las personas que eran amigas respondía con un alto grado de similitud a los mismos estímulos (más color rojo en la imagen). Es decir, que si tú piensas que tu mejor amig@ está tarad@ … ¡es que tú vas por el mismo camino! De aquí la importancia de rodearse de gente que sea buena y nutritiva. Porque al final, nuestros cerebros van a acabar respondiendo de la misma manera que la gente de la que nos rodeamos. O-ji-to.

En relación con esto, se sabe que las amistades que se establecen bailando suelen ser vínculos muy potentes ya que cuando bailamos se libera oxitocina, también llamada hormona del amor, que se encarga de regular los vínculos y establecer sincronía y empatía. Te dejo aquí una revisión completa acerca de esto.

Creo firmemente en el poder sanador de un café con alguien que te sabe escuchar con todas las orejas de su cuerpo, que te dice “¿a quién hay que partirle la cara?” antes de que le cuentes por qué estás enfadada o que en mitad de tu llanto te suelta una tontería que te hace reír a carcajadas y quitarle drama a tu pesar o simple y llanamente, está ahí.

Todo esto que suena tan “flores” tiene su base científica, asentada en lo más profundo de nuestro cerebro, en la sincronización de las ondas cerebrales de las áreas implicadas en la motivación, el aprendizaje, el procesamiento afectivo o la integración de la memoria. Vamos, que no es moco de pavo.

PD: el número es 150, ¡echa cuentas si te sobra alguien!

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