Si observamos la AUSENCIA DE RESPUESTA ADECUADA (trauma de abandono a un niño -por sus adultos significativos-, a un trabajador por un interlocutor necesario que se muestre eficaz-, o a una pareja con quien ha compartido la fuerza más poderosa del universo que es el apego y su inmediata necesidad de reciprocidad) con un escáner cerebral (fMRI), veremos que activa una red neuronal compleja que va más allá de la simple evocación de recuerdos. Según un estudio publicado en Social Cognitive and Affective Neuroscience (2022),
Cuando nos sentimos desconectados o inseguros, nuestro cerebro busca refugio en experiencias del pasado que nos recuerdan quiénes somos, qué nos ha hecho felices antes y con quién compartíamos esos momentos.
la nostalgia tiene cuatro componentes principales y lo resumen en el siguiente modelo de redes:
Redes neuronales implicadas en la nostalgia. Yang et al., 2022. en Social Cognitive and Affective Neuroscience (2022)
Autorreflexión: La nostalgia es profundamente personal. Revivimos experiencias significativas y atribuímos un significado emocional a los recuerdos. Esta introspección está relacionada con la activación de la corteza prefrontal medial (numerito 1 de la figura).
Memoria autobiográfica: Se diferencia de la introspección porque permite que el “yo mental” reviva el pasado. De esto se encarga fundamentalmente el hipocampo, este gran archivador que te permite recuperar los detalles sensoriales y espaciales de esas experiencias pasadas, permitiéndonos «revivirlas». Bendito hipocampo… (número 6 de la figura).
Regulación emocional: La nostalgia se sitúa en la intersección entre lo agradable y lo melancólico. Sin embargo, predominan las emociones positivas, ya que actúa como un mecanismo natural para suavizar conflictos emocionales. En momentos de soledad o vacío existencial (que poco se comenta de esto), nos ayuda a regular el estado de ánimo, evocando memorias significativas. En el cerebro, las redes encargadas de hacer esta magia se encuentran fundamentalmente asociadas a la corteza cingulada anterior (núm. 3) y a la corteza prefrontal medial (núm. 1). Benditas sean también…
Recompensa y motivación: Aunque tenga un punto de tristeza, la nostalgia activa el sistema de recompensa, generando placer y motivación. De ahí que, después de una oleada nostálgica, a veces sintamos ganas de reconectar con personas, revivir aficiones o tomar decisiones. Las áreas implicadas son el estriado (núm. 7), la sustancia negra y el área tegmental ventral (núm. 8).
Distintas investigaciones han demostrado que la nostalgia fortalece nuestra identidad y nos ayuda a mantener una narrativa coherente sobre nuestra vida (Sedikides & Wildschut, 2019). Y añado yo, independientemente de las experiencias de daño sufridas, aunque solo si hay un interlocutor con quien compartir el daño. Estamos hechos de apego sano. El silencio es el enemigo.
Pero esa actividad neurocerebral no solo nos ancla al pasado: también nos proyecta hacia el futuro. Se ha visto que después de evocar recuerdos si el daño no es abrumador, es decir, si hay vinculación y reciprocidad, las personas tienden a ser más optimistas y a proyectarse con mayor esperanza (Cheung et al., 2016). Es la manera de decir: “has pasado por todas estas mierditas y sigues vivo, así que adelante porque igual que viviste todas esas cosas bellas en el pasado que fueron más importantes que el dolor, las puedes volver a sentir en el futuro”.